sábado, 8 de septiembre de 2012

Top 3 de "La piqueta sevillana": Un paso atrás en la medicina

Siguiendo con el Top 3 de "La piqueta sevillana", en el que repasamos los peores derribos del siglo XX, destruyendo una parte importantísima del patrimonio arquitectónico de nuestra ciudad...

- En el puesto número 2, tras el Gran Café de París (3er puesto), nos encontramos con el Instituto de Higiene del Doctor Murga:

 

Situado en el Nº35 de la calle Marqués de Paradas, este increíble edificio de estilo neoclásico, propiedad del doctor Leopoldo Murga Machado, fundador del Instituto de Higiene, empezó a construirse en el año 1905, terminándolo definitivamente un par de años más tarde.

EL arquitecto Francisco Franco Pineda diseñó el edificio inspirándose en el Museo Británico de Londres, imitando un templo romano con sus columnas y sus escaleras frente a la puerta de entrada. La iniciativa privada del Dr. Murga hizo que en su nave central se colocaran los laboratorios y el gabinete de consultas, mientras que el ala izquierda del edificio daba cabida al centro de electroterapia y el ala derecha, a la sección de hidroterapia.

En el campo de la higiene, el edificio disponía de catorce cuartos de baño, dos de ellos de lujo y el precio de un baño corriente (incluida la pastilla de jabón) era de una peseta.


La innovación y las técnicas tan avanzadas que disponía el instituto hicieron que los servicios prestados aumentaran considerablemente en relativamente poco tiempo.

Los grandes jardines del exterior fueron rematados por esculturas de piedra que representaban al baño y la higiene de mano del escultor sevillano Adolfo López Rodríguez.

Ambulatorio de Marqués de Paradas
Tras su cierre, en el año 1938, el edificio permaneció abandonado tras el fin de la Guerra Civil durante 20 años hasta que se ordenó su derribo en el año 1958. Durante los años 60 se construyó el ambulatorio que hoy conocemos y que se levantó sobre el solar que dejó el Instituto de Higiene. Al igual que pasara con el Gran Café de París en la plaza de la Campana, no se puede entender cómo hoy en día ese mamotreto enorme que hace de ambulatorio sustituyó una obra de arte como fue este edificio digno de una gran capital.
                                                                        



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